Venecia es una ciudad única, con unos edificios singulares en un entorno único y mágico. Una ciudad de fantasía con sus canales y sus góndolas.
Al salir de la estación te ves inmerso en un ambiente diferente. Pero también te golpean otras sensaciones, un calor increíble y una humedad insoportable que hacen que la mochila se pegue a tu cuerpo y pese como si llevaras un saco de piedras. Llegué sin reserva de alojamiento, y eso en una ciudad tan turística como Venecia no es muy recomendable. Pregunté en la oficina de información y pronto encontré un camping en Mestre (a pocos kilómetros de Venecia) y con servicio de autobús propio a la estación de autobuses (muy próxima a la de tren).
En todo el viaje no me había alojado en un camping y creo que fue un acierto, por el cambio y por los servicios extra que había. Para combatir el calor nada mejor que un buen baño en la piscina y luego un rato al sol a descansar. El camping ofrece alojamiento en tiendas propias ya montadas, con lo que sólo necesito mi saco para estar muy a gusto. El precio también es muy competitivo, 14 euros al día a los que hay que sumar 1,50 euros por trayecto en el autobús.
martes, 2 de octubre de 2007
Llegada a Venecia
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