miércoles, 12 de diciembre de 2007

Pasteles de Belen (Pastéis de Belém) exquisitez lusa.

La delicia más conocida de Belén, y quizá de Portugal son los conocidos como "Pastéis de Belém". El lugar clásico para probarlos, y posiblemente el mejor, es la fábrica de confitería junto al monaterio de los Jerónimos, y que está repleta de salones... repletos de gente.

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Los pasteles son de hojaldre rellenos de crema, se sirven recien hechos y se espolvoréan con azucar glás. La actividad es frenética y se elaboran miles de ellos al día.

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Están buenísimos y el reto es comer sólo 1 de ellos ; )

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NOTA: foto tomada de isolano

viernes, 7 de diciembre de 2007

Que ver en Belem II

Los descubrimientos supusieron el comienzo de una etapa de bonanza comercial y económica que se refleja en el monasterio de los Jerónimos, una obra descomunal por sus dimensiones, entorno y belleza.


 












Acercándonos a la fachada apreciamos un estilo arquitectónico propio de Portugal, el manuelino, coetaneo con el gótico tardío.


La nave interior es espectacular, con columnas octogonales labradas y bóvedas inervadas.



El claustro es "visita obligada". Es un lugar precioso, lleno de detalles y con una interesante exposición en el interior que compara la evolución histórica a nivel local y mundial, dejando patente la importancia de Portugal en ese período.


 



 


Que ver en Belem I

Da igual los días que tengan pensados dedicar a visitar Lisboa o lo que vayas a ver, al menos uno debes dedicarlo a Belém. Si Lisboa tiene un sabor marinero, Belém es el exponente del apogeo que alcanzó el país luso a partir del siglo XVI y de las gestas de sus navegantes y sus descubridores.



El Monumento a los Descubrimientos tiene forma de barco y en su proa representa a algunas de las personalidades más influyentes de Portugal en el siglo XVI. Destacan Vasco da Gama, Fernando Magallanes o Pedro Álvares Cabral.




Mientras este momumento se erigió a mediados del siglo pasado, unos metros más hacia el Atlántico se encuentra la Torre de Belém, de comienzos del siglo XVI. Esta torre veía a los barcos ir y volver a América.



Que ver en Lisboa

Lisboa, la capital de Portugal es una ciudad muy influenciada por el mar que se ha modernizado en los últimos años, sin perder su esencia.


El centro neurálgico de la ciudad puede ubicarse en la plaza del comercio (Praça do Comércio). Un espacio amplio que da entrada a la zona vieja (baixa) que corona la plaza de Don Pedro IV, en la estación de metro de Rossio. Estas calles se proyectaron después del terremoto de 1755 y fue uno de los primeros ensanches de Europa.


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Plaza del Comercio


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Guía de Lisboa

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Una característica común de los edificios de la zona antigua de Lisboa y que llama la atención, son las fachadas cubiertas de azulejos que resplandecen cuando el sol se muestra con toda su intensidad.


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Fachada de Lisboa

El elemento más característico y turístico de Lisboa es el tranvía (elétrico). El diseño en general, y algunos elementos en particular (como los marcos de las ventanas de madera), le dan un toque tradicional y le convierten en mucho más que un medio de transporte.


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Tranvía Lisboa


En la zona antigua transcurre por calles estrechas y sortea fuertes pendientes, dando lugar a preciosas imágenes que sorprenden en una ciudad moderna y cosmopolita como Lisboa. Abajo se puede ver la catedral () del siglo XII, de estilo románico.



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Tranvía y Catedral de Lisboa.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Estacion de Oriente. Lisboa. Portugal

Estación de Oriente


La estación de tren de Lisboa es la Estación de Oriente, un moderna construcción diseñada por Calatrava, ubicada en el Parque de las Naciones de la Expo y bien comunicada por metro y autobuses. Es una joya arquitectónica que brilla aquí mejor que lo haría en ningún otro sitio, por los muchos días resplandecientes y la proximidad del mar.



Llegada a la estación de Oriente. Lisboa.


Entrada a la estación de Oriente. Lisboa.

El elemento más interesante de la estación de Oriente es el techo. Las columnas y su terminación recuerdan palmeras que recogen y matizan la luz solar convirtiéndolo en una construcción con una luminosidad increíble.



Detalle del techo de la estación de Oriente. Lisboa.